sábado, septiembre 24, 2011

Yo me llamo...

Colombia es un país muy tropical. Ingenuo si se quiere. Ha dado frutos espectaculares. Entre sus tesoros tenemos a Gabriel García Márquez, Nobel de Literatura y a Manuel Elkin Patarroyo, inventor científico de reconocimiento universal. Artistas plásticos inventores mágicos de la talla de Alejandro Obregón, Enrique Grau, Omar Rayo, Santiago Cárdenas, Armando Villegas, Edgar Negret y otros muchos más…. Directores de Cine que han hecho películas memorables como “Confesión a Laura”, ganadora de más de veinte premios en importantes festivales de cine del mundo,  cuyo realizador era más pereirano que viterbeño,  aun habiendo nacido allí. Y vocalistas significativos como Shakira y Juanes, que le han cantado al mundo entero en escenarios inconmensurables como los mundiales de fútbol y motivadores de  paz, desde el mismo vientre de un país como Cuba que recibió todo tipo de calificativos por su condición de revolucionario. Además de otro puñado de artistas, gestores e  intelectuales, que trabajan día a día, mes a mes y año tras año, por un mundo verdadera  e inteligentemente mejor. 

Y tan folclórico, como el que ahora tenemos, que es capaz de inventarse un programa de televisión, al que convierten con toda la publicidad requerida para ampliar cada minuto su “rating”,  armado con toda una aterradora parafernalia profesional, que incluye primero, miles de ingenuos participantes, soñadores empedernidos con el éxito que se dibuja en la pantalla chica; codirigido por tres “estrellas” de la calificación como jurados de un arte que no conocen, pero que representan un gremio farandulero de relativa credibilidad y quienes emiten una sarta de valoraciones equivocadas y pobres con las que dejan a los que han subido a la tarima cada vez en la más confusa situación de su condición de artistas falsos, porque sencillamente no son lo que aparentan ser, porque ni valen por lo que hacen ni son los que dicen llamarse.

Triste realidad esta que ahora mueve la pantalla chica, en la que se valora con furor la imitación, la copia, esas cosas que son peores si se quiere, que la piratería, donde millones de espectadores son mecánicamente inducidos a aplaudir a una Helenita Vargas que es un hombre, a un Nino Bravo gordo y calvo, a un Plácido Domingo (?) vanidosamente frágil y arrogante, a un Darío Gómez que canta   mejor que el Rey del Despecho en la vida real, a un Roberto Carlos impresionantemente menos carismático y asustado, a quien los “asesores” visten con ropa que le queda grande y arrugada,  a un Don Omar que es sencillamente un Don Omar, a un John Von Jovi que nadie conoce y que “los tres mosqueteros” le niegan su parecido, a un Rafael Orozco que parece una caricatura y no un imitador que le apuesta a llamarse Rafael Orozco, a un Marc Anthony, un ABBA, un Vicente Fernández, un Ricardo Arjona, un Juan Gabriel y un Rubén Blades que no se parecen en nada a ninguno de los anteriores, pero que la crítica de revistas de música (?) Amparo Grisales y la Experta en musicología Luz Amparo Álvarez,  que manejan la mesa principal que todo lo determina, y que con sus mismas frases de todos los días le dicen a los televidentes que son buenos, excelentes, encantadores, erizadores de piel,  de pronto nos sorprenderán algún día con  la grabación de sus posibles discos compactos….

Nuestra Shakira, Laura en la vida real,  la pereirana, esa buena niña que junto a su padre Gerson ha aprendido a desenvolverse perfectamente en un escenario  y que por culpa de su imitación a la barranquillera, valga la pena decirlo, así se gane los quinientos millones que da el premio la programadora, Caracol para más señas, es muchísimo mejor como Laura,  que como esa argentina-española-barranquillera que estaba muy ocupada el día de la inauguración y el de clausura del Mundial Sub 20 que se llevó a cabo en nuestro país. 

Qué bueno sería que cualquiera de los Festivales que se realizan en nuestro país y que promueven la música colombiana de pura cepa, tuviera la promoción, el montaje, la parafernalia y la expectativa que le han puesto a éste, que hasta hizo salir del aire al popular “El man es Germán”.

Ustedes amigos lectores, se imaginan el éxito que hubieran tenido el odontólogo Camilo Cifuentes y la humorista Luz Amparo Álvarez, si hubieran participado? Me imagino los análisis después de cada intervención de estos extraordinarios imitadores, por parte de la especialista en canto de nuestro país llamada Amparo Grisales. El cúmulo de expresiones y escaramuzas suyas, darían hasta para escribir un libro de no sé qué !.