domingo, febrero 28, 2016

La hora de la verdad.



Por: Germán A. Ossa E., Geross.
 
Respeto cien por ciento esta fortísima nota, la que quiero compartir (y fusilar por lo precisa) con mis lectores habituales, y sobretodo, con quienes tienen los pies en el suelo.

En un año en el que dos películas, El renacido y Mad Max, se destacaron por encima del resto de seleccionadas, predecir será bastante fácil. Aunque el rumor de las últimas horas ha sido el repunte de Eddie Redmayne en las apuestas, debido a la tendencia que tiene la Academia a dejarse impresionar por los papeles de discapacitados, judíos en campos de concentración y minorías sexuales, Leonardo DiCaprio parece imbatible por el Oscar y el premio a la mejor película será para El Renacido.

Esta edición será especial para Colombia. La histórica nominación a El abrazo de la serpiente, hará que la ceremonia de premiación se vea en Colombia como si fuera la final de un Mundial de fútbol, con jugadores portando nuestra tricolor. Las posibilidades de que la cinta de Ciro Guerra gane son remotas, pues por delante de ella están la turca-francesa Mustang y la húngara El hijo de Saúl.


Nuestras predicciones este año, son las siguientes:

Mejor Película: El renacido. El ataque inicial al campamento de los recolectores de pieles por parte de los indios y la lucha de Leonardo DiCaprio con un oso, convirtieron a esta película en un verdadero clásico.  Nadie va a discutir la importancia de El renacido, pero la cinta Mad Max le pisa los talones por su potente ritmo y adrenalina escénica casi perturbadora. 

Mejor Actor: Ganará DiCaprio por supuesto. No sólo porque lleva años mereciéndolo, sino porque los críticos se han puesto por fin de acuerdo y la seguidilla de premios obtenidos en los Globos de oro y los Bafta lo respaldan. Si, por cosas de la vida, la Academia sigue con su capricho de ser políticamente correcta y le dan al Oscar al siempre sobreactuado Eddie Redmayne, este premio se desprestigiaría aún más de lo que está.

Mejor actriz: Ganará la casi desconocida Brie Larson, quien cautivó a la crítica con su soberbia actuación en la agobiante La habitación.

Debería ganar: El gran desacierto de la Academia fue la ninguneada que le pegaron este año a Charlize Theron. Su papel en Mad Max, donde enamoró a todos los que la vimos, ni siquiera le significó una nominación al Oscar.

Mejor Director: Así no les guste a los gringos, el Oscar tiene que ser para Alejandro González Iñarritu.  Gratificante para uno como espectador haber visto el crecimiento de este mexicano que deslumbró al mundo hace casi veinte años con su Amores perros. Las dudas que alguna vez generó su fórmula de hacer películas a punta de hilar historias usando moralina de pegante como sucedió en 21 gramos y en la inmamable Babel, se disiparon el año pasado con Birdman. Si gana este año será el primer director en ganar Oscar en dos años consecutivos después de lo que hiciera Jospeh L. Mankiewicz en 1950 con Todo sobre Eva.

Mejor Película extranjera:
Ganará: El hijo de Saúl. Asfixiante, claustrofóbica y, sobre todo, original. Nadie esperaba que el tema de los horrorosos campos de concentración pudiera dar para otra vuelta de tuerca. Su director, el húngaro Lazlo Nemes, amenaza con ser el próximo Miklos Jancsó y lo demostró con esta hermosísima (y penetrante) Ópera Prima.

Debería ganar: El hijo de Saúl. Ciro Guerra tuvo la mala suerte de disputar este año con una de las películas europeas más importantes de los últimos 25 años. Ya habrá tiempo para la revancha. Ciro Guerra tiene juventud y, sobre todo, talento.

jueves, febrero 25, 2016

Leonardo DiCaprio.



Por: Germán A. Ossa E., Geross.
 
Leonardo Wilhelm DiCaprio (Los Ángeles, California; 11 de noviembre de 1974) es un actor y productor de cine estadounidense.

Ha recibido numerosos premios, entre ellos tres Globos de Oro al mejor actor en drama por su actuación en El aviador, en 2005, y El renacido, en 2016, y un Globo de Oro al mejor actor en comedia o musical por El lobo de Wall Street, en 2014. Adicionalmente, ha ganado el premio Oso de Plata en Berlín, uno de los más importantes festivales de cine del mundo. 



Comenzó su carrera apareciendo en comerciales de televisión antes de actuar en roles recurrentes en series de televisión como en Santa Bárbara y Los problemas crecen a principios de los años 1990. Hizo su debut fílmico en la comedia de ciencia ficción y terror Critters  en 1991 y recibió elogios de la crítica por su actuación en This Boy's Life, en 1993. DiCaprio obtuvo reconocimiento por sus trabajos posteriores en papeles como en ¿A quién ama Gilbert Grape? (1993) y Marvin's Room (1996), así como en papeles principales en The Basketball Diaries (1995) y Romeo + Julieta (1996), antes de alcanzar la fama mundial por la película Titanic de James Cameron de 1997.

Desde el año 2000, DiCaprio ha sido nominado a varios premios por su trabajo en películas como Atrápame si puedes (2002), Gangs of New York (2002), El aviador (2004), Diamante de sangre (2006), The Departed (2006), Revolutionary Road (2008), Django Unchained (2012) y El lobo de Wall Street (2013). Sus películas Shutter Island (2010) e Inception (2010) se encuentran entre los mayores éxitos comerciales de su carrera. Además es dueño de una compañía que financia películas llamada Appian Way Productions, cuyas producciones incluyen las películas Gardener of Eden (2007) y Orphan (2009). Ecologista comprometido, DiCaprio ha recibido elogios de los grupos ambientalistas por su activismo.

Martin Scorsese, el realizador de cine que tanto admiramos por ser el hacedor de muchas bellas cintas, no descarta la posibilidad de que este muchacho de 41 años se lleve a casa este año el Oscar de la Academia   por su papel en una cinta dirigida por un latino (Alejandro González Iñárritu), hecho que nos incomoda un poco, sencillamente porque Scorsese debió haber sido hace rato, el gestor de dicha estatuilla, toda vez que lo talló, lo moldeó, lo construyó y finalmente, se puede decir, lo hizo inmenso,  para cualquier papel en la pantalla grande.

No es un actor atractivo solo por su elegante pinta, es un gran actor que tiene carácter, que se entrega realmente, que se convierte en el personaje que se inventan para ser representado. Sencillamente, se lo merece este año que El hijo de Saúl (Es mejor no mirar) la húngara, la ópera prima de Laszló Nemes, se va a llevar para ira de muchos colombianos y para su casa, el Óscar a la mejor película hablada en un idioma diferente al inglés, el cual pondrá en la  misma repisa donde puso la Palma de Oro y el Fipresci que le otorgaron en Cannes.    

jueves, febrero 11, 2016

Todo el mundo es un crítico de arte.



Fuente: GGarcia@Express-News.net

Artículo originalmente escrito en Inglés. Traducción de Félix Ángel

Al menos eso es lo que se siente en estos días en San Antonio, Texas, donde desde el Concejal Joe Krier hasta los bomberos han opinado en relación con la instalación de una obra de arte de ocho metros de altura con un costo de un millón de dólares dentro del recién ampliado centro de convenciones, titulada «Cristal Líquido». Mientras tanto, residentes furiosos han contactado los medios de comunicación social para describir burlonamente la instalación como «un rayador de queso gigante

El Concejal Krier hace una semana fue a la emisora KTSA para describir su horror cuando la pieza se presentó públicamente el 26 de enero. «Estábamos parados y cuando develaron la pieza quedamos con la boca abierta. Todos esperábamos que algo sucediera», dijo Krier, antes de lanzarse a criticar sobre la forma como la ciudad utiliza los fondos públicos en arte.

Los bomberos dieron el contragolpe para embarrar a la administradora de la ciudad, Sheryl Sculley. "Esto es sólo una de muchas razones por las que Sheryl Sculley dice que no puede arreglar los problemas de la ciudad", proclamó en su página de Facebook la Asociación Profesional de Bomberos de San Antonio. «Seguridad pública, calles, drenaje y servicios para personas mayores son las prioridades en las que se deben emplear los impuestos primero.»

Pero vamos por partes.....

Dejando por un momento de lado los méritos de la instalación, queda la cuestión subyacente: la indignación local por gastar un millón de dólares en una pieza de arte público.

En primer lugar, el argumento de los bomberos es equivocado y descaradamente manipulador.

La polémica pieza, una torre escultórica interactiva llamada «Cristal Líquido» realizada por el Jason Brujas Studio con sede en Londres, no priva a la ciudad del arreglo de las calles, el drenaje o la seguridad pública. No es, contrario a muchas demandas recientes, perder nuestros impuestos.

La belleza conceptual de la ampliación del centro de convenciones fue la que recibió su financiación del fondo de impuestos a la ocupación hotelera conocida por su sigla HOT (caliente), lo que significa que los turistas que se quedaron en nuestros hoteles pagaron por un proyecto diseñado para traer a más turistas a San Antonio para las convenciones, y por la escultura.

Fondos del HOT no son parte del fondo general y no pueden utilizarse para reparar baches en la calle, el drenaje, o pagar por más policías para patrullar el barrio, o más bomberos.
La expansión del centro de convenciones costó $ 325 millones, el proyecto más caro en la historia de esta ciudad, un ambicioso intento de ayudar a San Antonio a competir con otras ciudades codiciadas para convenciones empresariales. 

¿Hubieran preferido los detractores de la obra que la ciudad gastara más de $ 320 millones en todo el proyecto y luego colocaran una pieza barata, ordinaria, hecha con centavos, como casi siempre quieren los políticos por quienes no votan los artistas?

Si realmente queremos atraer convenciones, simplemente no podemos pensar en crear un cuadro funcional con salas de reuniones. Tenemos que pensar estéticamente.
Por supuesto, algunos miembros de la brigada de reacción sostienen que no están contra el arte público, y este debe financiarse, pero consideran el «rayador de queso»  en particular es demasiado caro.

Francamente, lo feo es insultar a los artistas. Hay que tener en cuenta que «Cristales líquidos» fue seleccionado en un proceso justo y abierto, con 122 artistas (o equipos de artistas), respondiendo a una convocatoria abierta; una terna seleccionó siete finalistas y la selección final fue de la junta pública del arte.

Los miembros de la Junta incluyen Kent Rush, un profesor de arte en UTSA; René Barilleaux, curador en el Museo de arte McNay; y Patty Ortiz, artista visual y director ejecutivo  en el Guadalupe Cultural Arts Center.

Sin duda, la inauguración de «Cristal Líquido» pudo manejarse mejor. Pero no se gastó dinero para comunicar el bien que podría traer al embellecimiento del Centro de Convenciones. Las expectativas fueron fijadas demasiado altas para una pieza que se aprecia mejor con el tiempo en el contexto de su enorme atrio, con paneles iluminados que crean un efecto de fuente digital que cambia a medida que más personas entran en la zona del vestíbulo. Parafraseando a The Dude en «El Gran Lebowski», lo que realmente une la antigua y la nueva ampliación es la obra de arte. 

Curiosamente, ha habido menos quejas sobre un friso arquitectónico llamado «Cactus» que envuelve el centro de convenciones, a pesar de que también costó un millón y también fue producido por un artista que tampoco es de San Antonio. Debe ser porque la obra alude a cactus.

Por desgracia, esta reacción probablemente creará un empuje para reducir el componente de arte en proyectos de capital, fijado actualmente en un mínimo del uno por ciento del costo de un proyecto. El Consejo aprobó la ordenanza de uno por ciento en 2011 para revertir años de abandono del arte público en esta ciudad, con el entonces alcalde Julián Castro quien señalo que San Antonio tenía un pasado muerto en la financiación de arte público entre grandes ciudades americanas.

El Concejal del Distrito 1, Roberto Treviño, ha salido en defensa del proyecto diciendo que  «tenemos que ampliar, no reducir, nuestro compromiso con el arte público. Siento que nos estamos peleando por migajas».

Tal vez migajas, queso, y cristal líquido.