Por: Germán A. Ossa E., Geross.
En un Festival de Cine de Cartagena, por allá por los años
ochenta, Don Mario Moreno, Cantinflas, (su verdadero nombre era Mario Fortino
Alfonso Reyes), recibió, además de las llaves de la Ciudad Heroica, el aplauso,
el cariño y la admiración de todos los que asistimos. Y en la noche de su
presentación al público que llenó la gran sala del Centro de Convenciones, una
ovación abrumadora, luego de que Don Víctor Nieto, el Director del evento, lo
obligara a decir unas palabras que nos hicieron reír frenéticamente, pues al
cabo de más o menos quince minutos de balbucear cantinfladas, solo explicó que fue
del Hotel Caribe (donde había pernoctado) al teatro, para estar con nosotros y
que por ello estaba allá donde le habían entregado una llave, que ni se la
dejaban llevar para su casa y que ni servía para abrir puerta alguna.
Al día siguiente, en el mismo Festival (el que compartí con
mi amigo Chucho Calle, pues dirigíamos el Cine Club Universitario UTP de
Comfamiliar) el genio del humor mexicano narró de manera escueta, en una
sencilla rueda de prensa, muchas de las cosas que cuenta el español
Sebastián del Amo en la película que llegó a la cartelera comercial, y que hizo,
según lo afirmó, para honrar la memoria del hombre y del artista.
Preciosa la actuación del
español Oscar Jaenada que hace tan difíciles papeles, el de Cantinflas y
el del duro Mario Moreno, quien de manera fresca y ruda representa al antihéroe
de los pantalones caídos que fuma, baila y se contonea como el cómico
mexicano que ganara un Globo de Oro, que pudo haber sido de Yul Bryner o del
mismo Marlon Brando, en 1956.
No es una película que cuenta una biografía, es una película
que algunos hombres del cine hacen para mostrar a un actor grande del cine, que dejó profunda huella de su existencia y de su arte, que inmortalizó gestos y actos
propios y únicos y por lo tanto, irrepetibles.
Les ruego a los espectadores que
vayan a la sala a ver esta cinta, que no se levanten de la silla hasta que
desaparezcan de la pantalla los créditos con las personalidades que en ella
intervienen, pues se perderían esa bellísima escena en la que Oscar Jaenada, el
español, recrea a Cantinflas bailando con Ravel de fondo “El Bolero de Raquel”.
El próximo miércoles, en el teatrino del Santiago Londoño, nos
encontraremos para ver TANGO de Saura, un hermosísimo clásico cinematográfico
que homenaje al tango, al cine y al género musical.