miércoles, febrero 25, 2015

Lisandro Duque.



Por: Germán A. Ossa E., Geross.

Excelente director de cine colombiano que hace muchos años dirigió al recién fallecido actor Frank Ramírez en la película “Milagro en Roma”, filmada en Filandia Quindío, hermoso pueblo que otrora tenía calles empedradas que lo hacían único en el eje cafetero y que de golpe, un mago administrador, con sus absurdas órdenes, las hizo desaparecer bajo un frío pavimento.

Excelente realizador, reconocido y honrado en paises como Grecia, Canadá, España, Puerto Rico y especialmente en Cuba donde fue designado director de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños -pueblo de Silvio Rodríguez-, donde asumió con éxito la responsabilidad de formar a una centena de jóvenes directores que después han hecho valiosas películas.

Notable director que ha ganado importantes premios en renombrados festivales de cine del mundo.

Excelente director, autor de cintas como “Visa USA”, “Milagro en Roma”, “El Escarabajo”, “Los niños invisibles” y “Los actores del conflicto”, que demuestran que el cine colombiano no debe basarse solamente en historias de mafia, putas, mulas, narcotráfico y violencia recargada, para mostrarle a propios y extraños que somos malos, corrompidos, pícaros, violentos, ladrones y nunca, seres propositivos y pensantes.

Excelente amigo que se desempeña actualmente como gerente del Canal Capital (TV), en Bogotá, que ha dispuesto que tan importante medio de comunicación esté también al servicio de la actividad cinematográfica. Fue también, hasta enero de este año, importante columnista del periódico El Espectador.

De él vamos a ver varias de sus películas en los talleres de Apreciación Cinematográfica que continuaremos realizando en la Sala Alterna del teatro Santiago Londoño de la ciudad de Pereira, los primeros miércoles de cada mes de este año, como siempre, a las seis y treinta de la noche y de manera gratuita, gracias a su autorización y confianza.

Empezamos entonces, haciéndole un merecido homenaje a un gran director de cine y sobretodo, al buen cine colombiano.

Bienvenidos a esta nueva etapa del aprendizaje de la buena lectura y refinada selección de historias narradas con imágenes, proyectadas en una gran pantalla. Bienvenidos a vernos a través del entrañable arte de Lisandro Duque Naranjo.

viernes, febrero 20, 2015

¡Gracias, amigos!



Por: Germán A. Ossa E., Geross.

Gracias, primero que todo, al Instituto de Cultura de Pereira que ha facilitado esta tarea de los Talleres de Apreciación Cinematográfica que durante todo el año 2014 y otros atrás, llevamos a cabo en la Sala Alterna del Santiago Londoño, y que a decir verdad, nos permitió ver y apreciar decenas de hermosas e interesantes películas, que nos brindaron además de un enorme placer visual, una serie de conocimientos y experiencias inolvidables.

Gracias a Germán Gómez, a Jorge, a Miryam y a los demás funcionarios del Teatro, que colaboraron enormemente para que todo saliera bien en estas jornadas que en forma disciplinada y estricta, concretamos los miércoles a las seis y treinta de la tarde en la sede permanente de los talleres, independiente de las otras fiestas culturales que paralelamente se llevaron a efecto en el Teatro Mayor.

Y gracias también, a ese puñado de amantes del cine que asistieron de manera religiosa, cada ocho días, lloviera o tronara, a las ceremonias de exhibición y de conversación que sobre cine pusimos a su consideración. A Guillermo Sánchez, cinéfilo empedernido y furibundo amante de la ópera (a él le dedicamos el Ciclo Ópera y Ballet), que nos animó a dar muchos más elementos claves para la interpretación en las charlas introductorias semanales; a Juaco Cabrera, a Javier Zuluaga, a Margarita Martínez, a Fabio Ossa, a Javier Ríos, a Pacho González, Héctor Fabio López, Horacio Aldana, Norberto Forero, Tista Zuluaga, Eduardo Toro, el futuro concejal Tito Gallo, Nelly Arias de Ossa, Mercedes Delgado, Muñetón (“Careplato”), Natalia Sánchez, y a Gilberto Guarín, que se deleitó haciendo miles de fotografías en la pequeña sala que se convirtió en caja fuerte que grabó todas las imágenes en movimiento que los más importantes cineastas del mundo filmaron  para sensibilizar a los amantes de la belleza escondida en la enorme naturaleza que nos circunda, entre otros, porque por su culpa es que este tipo de actividades se convierten en necesarias para ayudar a la formación de públicos.

Deseo que los talleres continúen, para que estas alegrías espirituales no se interrumpan y para que nos permitan seguir mostrando a nuestra ciudad de Pereira como una de las más importantes de Colombia por su amor al cine.

Nos veremos… en el cine.

domingo, febrero 15, 2015

Al cine colombiano se le armó la gorda.



Por: Germán A. Ossa E., Geross.

No está bien que a cualquiera se le dé la gana de hacer, porque tiene el dinero suficiente, una película. El cine es cosa seria.

En nuestro país existen más directores de cine que actores, que guionistas y productores, pero es sencillamente porque esos personajes creen que hacer una película es cuestión de poner en juego varias bobadas y contar una historia (?) cualquiera, no importa si hacen el ridículo en hora y media. Y punto.

Existe en el cine colombiano un personaje nefasto que ya está lleno de plata y que maneja unas cosas muy importantes en Caracol Televisión, sencillamente porque cada año, los 25 de diciembre, estrena una película que ridiculiza cualquier cosa y que con la ayuda de la promoción de ese canal, que es muy potente y que obvio, recauda una muy buena taquilla (que es lo que les importa) y  que por ello sobrevive y persiste e insiste, dando el más malo de los ejemplos a los que sueñan con ver sus ideas proyectadas algún día en una pantalla grande, perjudicando en esencia lo que llamamos industria nacional… cinematográfica.

O si no, miremos con seriedad esa cosa que acaban de poner en las carteleras comerciales de nuestro país, sobre todo en las salas de los centros comerciales más importantes, y que han titulado «Se armó la gorda», que no provoca sino pena ajena, pues a decir verdad, no tiene nada de nada: ni guión, ni actores, ni dirección, ni historia y mucho menos, factura; así  hayan botado dinero, mucho dinero en ella, buscando locaciones diferentes a las de Colombia.

No me diga nadie que eso es una película, porque una película se hace con dignidad, con actores, con un guión, con una muy buena y seria dirección y con una historia concreta, así sea cómica.

Qué pena decir que esta cosa es una película, que la señora Fabiola Posada es una actriz; que Nelson Polanía, Francisco Bolívar, Ricardo Quevedo y Alejandro Gutiérrez, malos cuenta chistes, son actores. Si seguimos acolitando esas producciones, a nosotros los espectadores colombianos, muy probablemente, «se nos arma la gorda» y qué pena con las demás cinematografías latinoamericanas.