sábado, abril 23, 2016

Julio García Espinosa.



Por: Germán A. Ossa E., Geross.
 
Julio García Espinosa estuvo en Pereira. Excelente cineasta cubano que convencimos en un Festival de Cine de Cartagena para que desde la Heroica, arrimara a nuestra ciudad, antes de regresar a su país: Cuba. Nos lo trajimos a él y su película “Reina y Rey”, la que de manera novedosa y a  modo de Premier casi mundial, pasamos en el Santiago Londoño una noche de marzo de 1994. Excelente conversador, inteligente, audaz, crítico, propositivo, educador, sereno y despojado de cualquier tipo de egoísmo, nos regaló entre anécdotas y propuestas serias, su mirada serena, fría, calculadora y contundente, sobre el cine latinoamericano, incluido obvio el colombiano sin “El abrazo de la serpiente”, y sobre su cine. Autor de ese impresionante ensayo que le diera la vuelta al mundo llamado “Por un cine imperfecto”, que tuvo que reconsiderar veinte años después, con otro impecable ensayo que tituló “Por un cine perfecto”, que lo justificaba (y justifica) todo. Fundador del ICAIC y formador de varias generaciones de cineastas. Su obra ensayística constituye un punto de giro dentro de la historia del cine cubano y de Latinoamérica. Paralelamente a su trabajo como dirigente y teórico desarrolló una filmografía con significativos documentales y largometrajes de ficción, que lo situaron como una de las figuras más importantes de la cultura cubana. En el año 2004 recibió el Premio Nacional de Cine.

Fotografía tomada de www.radiocubana.cu
Estudió dirección cinematográfica en el Centro Sperimentale di Cinematografía de Roma, donde se graduó como director cinematográfico.

Muy joven trabaja como director y actor de Teatro vernáculo en la Compañía Juvenil Renacimiento. Posteriormente dirigió y escribió programas radiales. Participó en la creación del notable grupo Teatro Estudio. Fue miembro de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, en la que presidió su sección de cine. En 1955 tuvo su primera experiencia cinematográfica cuando dirigió el corto El Mégano con la colaboración de Tomás Gutiérrez Alea y donde participan también Alfredo Guevara, José Massip y el fotógrafo Jorge Haydú. Este film es considerado el antecedente del nuevo cine cubano. En 1959 es nombrado jefe de la sección de cine de la Dirección de Cultura del Ejército Rebelde donde se realizan los dos primeros documentales de la Revolución: Esta tierra nuestra y La vivienda.

Fue uno de los fundadores del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), en el que desempeñó los cargos de Director de Programación Artística, Vicepresidente primero y Presidente de la institución hasta 1991. Fue viceministro de Cultura entre 1982 y 1990, tiempo en el cual dirigió el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

Realizó filmes documentales y de ficción. Fue miembro Fundador del Comité de Cineastas de América Latina y miembro de la Academia de Cine de España. Entre el 2004 y 2007 fue director la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños. A los 89 años de edad, los mismos de Fidel Castro, el pasado 13 de abril, decidió irse a filmar al cielo, donde otros muchos grandes hombres le esperan para con ellos justificar la inmortalidad.

lunes, abril 18, 2016

19 Encuentro Nacional de Críticos y Periodistas de Cine - Pereira.


Siembra.



Por: Germán A. Ossa E., Geross.
 
La vimos en el pasado Festival de Cine de Cartagena. La aplaudimos. Celebramos que sus directores subieran al escenario a recibir el abrazo afectivo de los asistentes que llenamos el hermoso Teatro Pedro de Heredia (TAM como le dicen ahora). Aplaudimos la sencillez de los muchos actores que sin ser profesionales, con una profunda humildad, se llevaron para sus casas nuestro enorme agradecimiento por regalarnos una puesta en escena sincera, enorme, bella, sublime, tierna, poética, encantadora y sobretodo, humana. 

La nobleza, la honestidad y la humildad de Turco (Diego Balanta), tanto en la película como en la vida real, hizo que su figura y persona, la de la cinta y la de la vida real, se quedaran en nuestra memoria para siempre.


La película es una ópera prima de Ángela Osorio y Santiago Lozano, otros cineastas que han nacido en las entrañas del Valle del Cauca.  Narra la historia de un campesino, quien vive en la ciudad atrapado por un sentimiento de desarraigo mientras su hijo vislumbra en la urbe un futuro posible. La ilusión del padre por regresar, se rompe con la muerte del hijo. Turco, el campesino, se ve confrontado por el dolor y la impotencia ante ese cuerpo inerte que se ha convertido en un obstáculo más para volver a su tierra. 

En su palmarés, el filme cuenta con: el Gran Premio Coup De Coeur, máximo galardón de la Competencia Oficial Ficción, del Festival CINÉLATINO - XXVIII Rencontres de Toulouse; el Premio Especial del Jurado de la Competencia de Cine Colombiano, entregado en el pasado Festival de Cine de Cartagena; el Premio a Mejor Ópera Prima en la 15ª edición del REC Festival Internacional de Cine de Tarragona, España 2015, y el 'Bocallino' de la Crítica Independiente a Mejor Dirección en la edición 68 del Festival de Locarno, Suiza 2015.

Es una cinta en un hermoso blanco y negro que brilla con una luz afectiva y emotiva que penetra por los poros de los espectadores que con el paso del tiempo se compenetran en la historia que moja la lluvia y el polvo que ensucia los techos de las viviendas humildes. Los amores son reales y la alegría que se desprende de entre los personajes que nada tienen de manera material, se experimenta en la mirada de esos ojos grandes y transparentes de esos habitantes que solo disparan palabras sinceras y la rabia y el dolor de los marginados y la ira por el desprecio de la sociedad de consumo que todo lo destruye se evade, por culpa de esas ganas de vencer a la muerte por parte de ese puñado de seres humildes que tienen el corazón más grande del mundo.

Una película que no se hizo con millones de dólares. Se hizo con el alma, que vale más que
nada.

El soborno del cielo.



Por: Germán A. Ossa E., Geross.
 
Muchos amigos muy cercanos a este director le tenemos miedo a sus respuestas, cuando de religión empieza a llenarse la tertulia, y él se ubica estratégicamente en su silla para disparar blasfemias. Muchas veces le hemos escuchado contarnos las historias que ha escrito o pensado, para convertir en películas. Recuerdo por ejemplo que en un Festival de Cine de Cartagena, a eso de las dos de la mañana en su playa, sin luz solar, solo con la que se contrabandeaba de la ciudad y que no servía para dejarnos ver la voracidad del mar que silbaba a nuestros pies (con zapatos y todo), nos narró a cuatro contertulios “Viajar a ningún Pereira”, fantasía que un año después se convirtió en “Visa Usa”.

Ahora, y gracias a su soberbia cinematográfica, se nos viene con una extraña, aterradora, atrevida, fuerte, pero inteligente cinta, que basada en una historia real, convertida primero en un cuento, que va a poner a muchos a hablar sobre la validez de la religión católica. La nuestra.

Una cinta que cuenta la manera como un párroco del municipio de Sevilla (que poseía la cuna donde pusieron a Lisandro desnudo por primera vez hace muchos años en una diminuta cuna), declaró su iglesia en entredicho, amenazando de no oficiar sacramentos, hasta que la familia Zapata trasladara el cuerpo del suicida Aymer Zapata del campo santo católico, al cementerio laico. Ante la reacción de los feligreses en contra de tal decisión, el cura se muestra intransigente y se pone en peligro la realización de la Semana Santa en el lugar. 

El sexto largometraje del cineasta, es una comedia negra sobre la intransigencia religiosa. Ambientada en la Colombia de finales de los años sesentas.

La ciudad sufre la molestia del sacerdote. En ella hay niños sin bautizar, bodas que han de retrasarse y moribundos que fallecen sin recibir la extremaunción. Presionada por los vecinos, la familia del suicida redobla la apuesta: Mudarán el cadáver si todos los demás cuerpos de suicidas enterrados, que no son pocos, aunque se hayan mantenido como un secreto a voces, también serán trasladados.

“Aunque el guión es de época, las situaciones que describe sobre las arbitrariedades de la Iglesia Católica siguen vigentes en Colombia en el Siglo XXI”, dijo Lisandro Duque sobre su nueva cinta, antes de ponerla en más de cuarenta salas a nivel nacional. 

"Le di a la película un tratamiento visual contemporáneo en su puesta en escena y una textura diferente, sin plegarme al naturalismo de los años sesentas”, agregó el director y guionista de la película, hablando de su fino trabajo artístico.

Rodada en la ciudad colombiana de Honda, “El Soborno del Cielo” es protagonizada por los actores Germán Jaramillo y Guillermo García. En el reparto de la película sobresalen además los nombres de Wilderman García, Santiago Londoño, Milady Dau, Nicole Quintero, Carlota Llano, Jaime Correa, Andrés Restrepo, Sara Deray y Martha Osorio.

De Lisandro vimos años atrás, otras joyas: "Los Actores Del Conflicto”(2008), “Los Niños Invisibles”(2001), Milagro en Roma (1987), Visa USA (1986) y El escarabajo (1983).

Lisandro hace cine para la memoria.