jueves, marzo 28, 2013

Recuerdos de un cine club.

Univer

Por: Germán A. Ossa E.


El Cine Club Universitario, aquel que nació en las entrañas de la Universidad Tecnológica de Pereira, el que se hizo famoso por sus extraordinarias funciones los martes en el Comfamiliar de la quinta con veintiuna, no fue el primer Cine Club que se conformara en nuestra ciudad. 

Don Bartolomé de la Roche, el distinguido señor que acostumbra refugiarse en la cafetería Kalhúa que se inventara “Manolo” en la peatonal frente a la Biblioteca del Banco de la República (lo que queda) y que con un cigarrillo en la mano, un tinto aromoso sobre la mesa y la mirada sobre los diarios que al sitio llegan por obra y gracia del Espíritu Santo, nos relató en días pasados -con los detalles de las películas de ficción- cómo muchos años atrás había nacido el otro Cine Club Universitario.

edificio administrativo antiguo
Universidad Tecnológica de Pereira. (Tomada de http://blog.utp.edu.co)
Ambos tuvieron su origen en la Tecnológica. El de don Bartolomé, con la complicidad de unos geniales amigos suyos, como la dama Alba Lucía Ángel (extraordinaria escritora pereirana, autora de “Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón” ); el Dr. Jorge Grisales Pérez; el Dr.  Ricardo Mejía Isaza y su novia, la bella dama Ivette Rahal  y su hermano Arturo Rahal Garios, (teatreros que hicieron varios montajes con Don Guillermo Arango Santamaría, comerciante brillante que aportó mucho económicamente a las picardías intelectuales del grupo); el ingeniero Gustavo Orozco;   Alberto Ilián el otro ingeniero y algunos pocos más, quienes compartían cierta amistad con Don Santiago Cabal, propietario de unas grandes salas de cine de la comarca, consiguieron de él el permiso para exhibir en uno de sus teatros (entre el Caldas y el “Karká”) la extraordinaria película “La Dolce Vita”, del mago Federico Fellini,  con las bellísimas Yvonne Furneaux y Anouk Aimée y el galán de la época, Marcelo Mastroianni, quienes contaron con un enorme éxito de público y la estrafalaria censura e inquisición del Obispo de entonces, Baltasar Álvarez Restrepo, quien ordenó, de una parte,  el cierre de la sala y de la otra, la  clausura del Cine Club, obligándolo a seguir actuando en una cuasi clandestinidad, por lo demás, mágica.


Luego, ya organizados de manera más seria y programática, armaron con otros cineclubes de la región (Medellín y Palmira, Valle), la Federación de Cine Clubes de Occidente y programaron ciclos serios de películas (Uno con películas comunistas de Cuba) con las que afianzaron su responsabilidad formadora de un público  cinéfilo en la localidad y llegaron a invitar al cineasta bogotano Diego León Giraldo, con su película “Mente Sana-Corpo Sano”, para consolidar a un grupo de amantes del cine que hasta se animó para asistir a un Festival de Cine de Cartagena, en el que vieron la extraordinaria cinta que el mismísimo Obispo Baltasar Álvarez Restrepo, no hubiera querido que vieran: “EL Gatopardo”, de Don Luccino Visconti, cinta vital que esconde obviamente una fuerza que no conviene a muchos…


Eran los hermosos años sesenta, los mismos de los Beatles, la minifalda, los de sí al amor y no a la guerra, los del “Club del Clan”, los de Jean Paul Sartre y el Che Guevara, los de Viet Nam sacando de sus tierras a los “poderosos” gringos, los de la revolución y la rebeldía, los de los pantalones con la bota campana, los del pelo largo, esos que ahora de verdad, añoramos!


Ese grupo de cinéfilos es, sencillamente,  el culpable de que ahora seamos tantos, en nuestro medio, los que amamos  entrañablemente  el cine. 


¡Gracias, Bartolomé de la Roche, por estas memorias!   

martes, marzo 05, 2013

"El talento colombiano"



Por: Germán A. Ossa E.
Hay dos canales de televisión en nuestro país que no creen que en Colombia hay capacidad para crear historias puras, blancas, finas, inteligentes, que llenen el espíritu de los habitantes que son fieles a la tv colombiana. Están empecinados en meternos, a la brava, cientos de historias llenas de narcotráfico, prostitución, paramilitarismo y corrupción. Como si los noticieros, los diarios y la radio, no fueran  portadores suficientes de estas historias e información.

Hay un deseo morboso por parte de estos dos canales, los más poderosos económicamente y que apoyan y financian nuestro cine, de rendirle pleitesía y tributo a esos nefastos personajes que han dañado la imagen de nuestro país a nivel universal, para obligarnos a concebirlos (y he ahí el error) como los héroes y personajes que han hecho, determinado, construido y consolidado nuestra historia.

No es suficiente “El Capo 1”, más “El Capo 2”, más  “Sin tetas no hay paraíso”, más  “Los Victorinos”, más “Pablo, el Patrón del mal” y otra decena de largas historias que nos muestran y nos enseñan las trampas que hay que hacer para volverse multimillonario, robar, matar y delinquir, para volverse mundialmente famoso o  el personaje que nadie podrá olvidar….. Hay que seguir.

Estos canales son tan hábiles, que penetran un festival de cine como el de Cartagena, para premiar año tras año a sus actores, sus guionistas, sus directores y demás “genios”. ¡Y a bien que lo hacen! Este año por ejemplo, el público cartagenero acabó con las manos rojas de aplaudir a los “genios” que hicieron, según cuentas, “a la perfección”, la tierna historia “Pablo, el patrón del mal”, donde se mostró -con publicidad en la emisora “La W” de Julio Sánchez Cristo, el programa “La Luciérnaga”, la prensa escrita de corte nacional y miles de emisoritas de medio pelo en nuestro país- que este personaje prácticamente se hizo malo, porque la sociedad lo corrompió y que en el fondo, haciendo bien las cuentas, fue más lo bueno que entregó, que lo malo que mostraron en cierta forma,  los amarillentos diarios de este país, que de golpe alguna vez, se le encomendara al Sagrado Corazón de Jesús.      

Y para refrescarle la memoria amable lector, le dejo aquí la lista de los premios que le dieron a esta serie que viaja con éxito por muchos países del mundo, mostrando a ese maravilloso ser humano, que tan notablemente se encuentra dando la cara por todos nosotros (los que lamentablemente no pudimos ir a aplaudir a la Ciudad Heroica):  Mejor Adaptación de Obra Literaria o Libreto para Telenovela;  Mejor Serie o Miniserie;  Mejor Director de Serie o Miniserie;  Mejor Actriz Protagónica de Serie o Miniserie; Mejor Actor Protagónico de Serie o Miniserie;  Mejor Actriz de Reparto de Serie o Miniserie; Mejor Fotografía de Serie o Miniserie; Mejor Arte de Serie o Miniserie;  Mejor Edición de Serie o Miniserie y Mejor Banda Sonora de Serie o Miniserie.

 Lamentablemente no hay allí, un premio al buen ejemplo, porque también -estoy casi seguro- lo recibiría uno de tantos personajes nefastos que allí laboran y que se empecinan por idolatrar a todos nuestros tinieblos personajes, con los que se puede hacer dinero fácil, interpretando a toda cabalidad a un hombre  que “mata y come del muerto” .

Gracias a Dios ya viene la historia de los Castaño. ¡Qué esperanzas! !He ahí el talento colombiano!