domingo, julio 05, 2015

El rey y yo.



Por: Germán A. Ossa E., Geross.
 
Ya habíamos hablado hace algunos días del género musical en el cine y le anotábamos una inmensa preponderancia en la historia del arte, sencillamente porque reconocemos que las películas musicales no solo enriquecieron a sus productores, directores, creadores, actores, guionistas, bailarines, cantantes y personal experto en la costura de los vestuarios que sirvieron para darle vida a los personajes que se grabaron para siempre en las pantallas que les vieron desfilar infinidad de veces, sino hasta a los teóricos y editores de publicaciones varias que hicieron infinidad de libros contando las vidas de los mismos y publicaron millones de revistas coloridas, mostrando las escenas, bailes, movimientos y fantasías que se crearon para alegrar a los públicos más variados y dispersos que llenaban las salas de entonces.

Ahora queremos refrescar la memoria de los asistentes a nuestros talleres, con una serie de cintas que nos permitirán recordar a Frank Sinatra, a Marlon Brando, a Fred Astaire y a Ginger Rogers, que para nuestro concepto, se volvieron íconos, mitos, leyenda, de la historia del cine.

Este miércoles veremos “El rey y yo”,  una película musical estadounidense de 1956, dirigida por Walter Lang, protagonizada por Yul Brynner, Deborah Kerr y Rita Moreno en los papeles principales, la cual está basada en el musical The King and I, de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II. Narra la autobiografía de Anna Leonowens, institutriz de los hijos del rey Mongkut de Siam, a comienzos de la década de 1860. Esta cinta fue prohibida debido a las libertades planteadas a la hora de valorar a la sociedad del país y por el poco parecido con el monarca original.

Interesante ver a ese actor ruso de nombre Yul Brynner, quien comenzó su carrera en el mundo del espectáculo en los círculos romanís de París, en un circo de esa ciudad como acróbata, y quien se hizo reconocer por rudo, serio y enigmático en muchos roles, en esta cinta, haciendo tan extraño papel, en una obra musical que le valió un Oscar de la Academia. Este señor, que hasta trabajó en un club nocturno con una banda de gitanos tocando la guitarra y como cantante, se dejó fotografiar desnudo como modelo para una revista de farándula hace muchos años, se convirtió en una estrella excesivamente costosa para los realizadores de la época. 

En la década del 40, representó 4.626 veces este papel en una obra de teatro, con el que ganó un Óscar a la mejor interpretación, luego de que fuera llevada a la pantalla grande.
Su exótica apariencia fue lograda por su carismática cabeza rapada, pues no era calvo; eso se puede comprobar en la película “Salomón y la Reina de Saba”, de King Vidor y coprotagonizada por Gina Lollobrigida. Todo ello hizo de Yul Brynner un actor cotizado para papeles de egipcio, ruso, mongol y orientales en general. Fue además, uno de “Los siete magníficos”.

Yul Brynner, un artista inolvidable.

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