jueves, septiembre 29, 2016

¡Sí, el cine también!

Por: Germán A. Ossa. E, Geross.

Digo sí a todo lo bueno. Al cine de Bergman, al de Antonioni, al de Pier Paolo Pasolini, al de Woody Allen, Coppola, Chaplin y Almodóvar. Digo sí a todo lo que nos ayude a ser felices. A la lectura, a la música, al teatro, a la Ópera y obvio, a la literatura. Digo sí a la buena convivencia, a tener la posibilidad de caminar tranquilo por las calles así estén a oscuras.

Digo sí a los eventos culturales, a los festivales de cine, a los de poesía, a los de teatro, a los conciertos así sean de música que no me toque el alma.

Digo sí a los espectáculos, a las ferias del libro, a los libros, a las películas y hasta a los CDs piratas, esos que nos permiten estar al día en materia de cultura cinematográfica, con el perdón de la DIAN y la cultura de la legalidad, porque la vida cara no nos permite hacernos a las originales, que son las que quisiera tener en mi videoteca.  Digo sí a las artes plásticas, al Salón Nacional de Artistas, que elitizado y todo, da a nuestra bella ciudad, una muy buena imagen nacional e internacional. Por todo ello, vivo tranquilo y ahora más feliz, porque con la firma de la Paz, disfrutaremos aún más de todas esas cosas a las que siempre hemos dicho que sí, porque se disfrutarán con más tranquilidad y mucha más seguridad.

Que vivan Visconti, Bergman, Passolini, Chabrol, Delon, Mastroianni, la  Loren, la Cardinale, Almodóvar, Charlot, Picasso, Dalí, Márquez, Borges, Vargas Llosa y obvio, Fellini, de quien veremos este miércoles, en un nuevo taller de Apreciación Cinematográfica allá en la sala alterna del Santiago Londoño a las seis y treinta de la tarde, su “Jeque blanco”, la primera película de este mago que con Antonioni, crearon una manera surrealista de contar historias en el cine, en el marco de una maratón que hemos programado para estos últimos meses del año, del mejor cine que se haya hecho a lo largo y ancho de esos escasos ciento veintiún años de vida.

Fellini con Nino Rota el músico; el descubierto por él Alberto Sordi, excelente actor; la joven actriz Giulietta Masina, quien después se hiciera su esposa; el ojibrotado Leopoldo Trieste y el co-guionista Michel Angelo Antonioni, nos llevarán a un mundo imaginario lleno de cosas extrañas en donde el amor, la ambición, las sorpresas y el asombro, escena tras escena, se van desenvolviendo hasta encontrar un inesperado desenlace, ese que da inicio, a una larga temporada de películas repletas de un fantasioso surrealismo, que una tras otra, abren el apetito de la imaginación a nosotros los espectadores que amamos tanto al cine. 

Nota al margen. Buscando películas para armar un ciclo dedicado a la Paz, no se nos ofrecían sino decenas de películas repletas de guerra.
Da más vida la risa que el llanto, alimenta más un sí que un no,  y es mejor vivir en paz que en guerra. Por todo ello, no entiendo a los enemigos de esa mansa paloma blanca, que desde que Picasso la hizo para representar la Paz, unos se esfuercen por arrasarlo todo sin piedad y sin razón.   ¡Sí a la paz! ¡Sí a la vida!

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