Durante el IV Encuentro Nacional de Críticos de Cine de Pereira hicimos la première mundial a la película “Diástole y Sístole” de Harold
Trompetero y recuerdo que él andaba con una única copia de la misma debajo del
brazo. Y para que no se le perdiera o se la robaran, cuando por alguna razón
detenía su marcha, se ubicaba siempre encima del paquete que envolvía esas
latas con esas historias de dos corazones partíos que divirtieron al público
que en ese entonces llenó la sala de la Cámara de Comercio de nuestra ciudad.
Él nos lo agradeció unos meses, pero después cambió de idea, cuando dicha cinta se volvió en cierta forma
famosa.
Le veíamos su ímpetu, sus ganas de hacer cine bueno, sus
energías para querer contar historias diferentes y su exagerado esfuerzo por demostrar que en
Colombia había sangre nueva para el cine, pero luego de hacer “Violeta de mil
colores” y “Riverside”, otros dos largos diferentes a ese cine “Made in
Colombia” que raya en lo ridículo, se nos precipitó hacia el abismo de la
estupidez firmando una serie de cintas que solo los mediocres hacen con el
desparpajo y el fastidio que le son propios a los que de verdad no aman el cine
de verdad.
Se nos vino abajo el joven de la risa dura. Se casó con Dago García, el fabricante de los
bodrios de los 25 de diciembres y en ese matrimonio, con sus diástoles y sus
sístoles, cambió su mentalidad crítica, analítica, inteligente, creativa,
pícara, burlona y sugerente, por la
bobalicona y torpe, para ganarse unos buenos pesos caracoleros (de Caracol
Cine, claro), con peliculones como “Locos”, “Mi gente linda, mi gente bella”,
“El paseo 1”, “El Man” y “Muertos del susto”.
No nos imaginamos qué pudo haber pasado con John Leguízamo para que lo convencieran para trabajar en “El Paseo 2”, pero nos daría pesar saber que hizo el ridículo, sencillamente por darle gusto a quienes lo contrataron, pues eso nos haría dudar de su profesionalismo, si la cinta (como lo presentimos) resulta mala, porque ni aunque siendo un tanto agradable la historia y su papel decoroso, uno se anima a seguir admirándolo después de haberlo visto en cintas como “Paraíso Travel”, “El amor en los tiempos del Cólera”, “Moulin Rouge”, “Romeo y Julieta” y “Carlitos Way” por no citar sino algunas.
Dios quiera que “El
Paseo 2” no sea tan mala como las otras que nos “ha traído el niño Dios” desde
hace tantos años, porque qué pesar que le hayan hecho “el paseo millonario a
tan significativo personaje”. Amanecerá
y veremos.
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