Por: Germán Ossa E.
Muchas veces me he encontrado con personas que me abordan
para hacerme esa pregunta: ¿Qué es para usted cine clásico? Y a decir verdad,
no he encontrado hasta ahora, aun después de muchísimos años de ver y
enfrentar películas de todo tipo, una
respuesta certera, convincente, que satisfaga tanto a quienes lo desean saber,
como a mí, que soy tan apasionado al arte más nuevo que el hombre inteligente
haya podido inventar.
Toda la vida me ha descrestado el teórico e investigador
Eduardo Russo, pues desde que publicó su extraordinario libro “Diccionario del
Cine”, nos ha ayudado mucho a descubrir y redescubrir, el significado de muchas
palabras, conceptos y teorías que sobre el cine se ponen en el camino de la
imaginación y la inteligencia.
En este hermoso e interesante libro, en la página 62,
respondiendo a esta inquietud dice: “Lo
clásico es algo más que una etapa histórica en el siglo del cine. Es un modo
estilístico, basado en cierta idea de estabilidad en las formas y de predominio
de la lógica narrativa en el armado de una película. De funcionalidad en el
estilo visual y sonoro, de ideal de
transparencia en la narración, como si el espectador asistiera al relato
como testigo presencial y privilegiado de los acontecimientos”. Pero no
contento con esa pequeña y un poco confusa definición, el teórico Russo publicó
hace cinco años, un muy extraordinario (ya clásico) libro que tiene por objeto
complementar su concepción sobre este concepto, con el título “El cine clásico;
Itinerarios, variaciones y replanteos de una idea”. Allí, en 180 páginas, muy
bien sustentadas, nos aproxima fuertemente al entendimiento de esta colección
de apreciaciones.
Un poco en síntesis, llega uno a pensar que una cinta
clásica, en términos generales, es esa que es capaz de poner de acuerdo a
diversos tipos de públicos, con muy variadas formaciones, ideologías, creencias
y gustos, en el mismo disfrute y goce,
de una historia que se contó en imágenes que viajan para todos lados,
allá en una pantalla gigante y blanca, casi que obligando a los mismos, a no
permitir que ella, se borre jamás de sus memorias.
Independiente de su nacionalidad, de su época, de su
intención teórica, un clásico es ese filme que queremos ver más de una vez y
del cual sentimos envidia por no haber sido nosotros los que lo hicimos.
Un verdadero clásico cinematográfico, es ese sueño hermoso
que aún habiéndolo tenido uno, otro lo hizo, con sus propios actores y con sus
propias cámaras tomavistas.
Qué bueno eso de un Encuentro de críticos de cine. Recibí su correo. Saludos. Estamos en contacto.
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