domingo, junio 09, 2013

El Gordo y el Flaco.




 Por: Germán A Ossa E.

Clásicos del cine del humor. Pareja ensoñadora que dejó profunda huella por haber hecho un humor compartido. Como el Gordo y el Flaco, jamás podrá haber una pareja igual, con sonido o sin él.

Los personajes de Laurel y Hardy representan a dos tipos a menudo muy tontos, eternamente optimistas, casi valientes en su perpetua inocencia. Su humor es físico, pero su tendencia a sufrir todo tipo de accidentes queda compensada por su gran amistad, sus tiernas personalidades y su devoción el uno por el otro. Son dos niños adultos; un gordo y un flaco, cuya inocente forma de ver la vida los sitúa siempre a merced de "furiosos propietarios, pomposos ciudadanos, policías airados, mujeres dominantes o bailarines desenfrenados.

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Tomada de: http://doblaje.wikia.com/wiki/Archivo:Laurel-and-hardy.jpg

Laurel y Hardy usaron su propio físico para ayudar a crear sus personajes, potenciando sus poses, algo ridículas, pero siendo muy cuidadosos de no volverlas irreales. Stan Laurel siempre aparecía con el pelo corto por los lados, pero algo más largo encima de la cabeza, para conseguir su famoso efecto de pelo de asustado como consecuencia de rascarse la cabeza o tirarse de los pelos en momentos de miedo o tensión. Para conseguir sus andares de persona con pies planos, le quitó a sus zapatos, normalmente del ejército, los talones. Cuando hablaba con Oliver Hardy, siempre le miraba a la frente, y no a los ojos, para crear la impresión de que sus pensamientos estaban muy lejos de allí en aquel momento.

La imagen de Laurel y Hardy era la de dos tipos con sombrero bombino. La cuasi británica formalidad de esta prenda de vestir está en plena consonancia con su habitual cortesía y cautela al hablar. Por encima de todo son dos auténticos caballeros: el Sr. Laurel y el Sr. Hardy.

En la vida real eran bastante diferentes a lo que uno ve en la pantalla. Laurel era ambicioso y dinámico, el líder natural de la pareja, mientras que Oliver era algo más tolerante que su personaje. A pesar de que Roach contrató a escritores y directores como H. M. Walker, Leo McCarey, Fran Kapra o james parrotto, entre muchos más, la mayoría de los guiones eran retocados, total o parcialmente, por el propio Stan Laurel. Reescribía secuencias enteras, escogía actores, y supervisaba meticulosamente todas las fases de la película hasta el punto de que prácticamente asumía todos los roles de una producción. Hardy, en cierta medida, también contribuía, pero se sentía más cómodo siguiendo el liderazgo natural de su compañero, para dedicar sus descansos a jugar golf, su deporte preferido.

Por iniciativa de Roach, su habitual Director, empezaron a doblar sus películas a otros idiomas; con sus propias voces y con la ayuda de profesores de dicción. Era un proceso largo y costoso ya que había que repetir todas las escenas en las que ellos participaban en los diferentes idiomas y el resto de escenas se completaban con actores foráneos de los diversos países. Pero ello reportó grandes beneficios. Se adaptaron al alemán, al francés, al italiano y obvio, al español. Hardy tenía mucha más facilidad para hablar lenguas foráneas que Laurel, con su cerrado acento inglés. 

En “Bailarines desenfrenados”, la cinta que vimos en los talleres de apreciación cinematográfica del Instituto de Cultura en la Sala Alterna del Santiago Londoño, volvimos a disfrutar de una infinidad de situaciones locas, que inspiraron a otros genios para crear más risa, más locuras, más disparates. La sala se llenó de magia y de risas y de nostalgia.

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