Por: Germán A Ossa E.
Clásicos
del cine del humor. Pareja ensoñadora que dejó profunda huella por haber hecho
un humor compartido. Como el Gordo y el Flaco, jamás podrá haber una pareja
igual, con sonido o sin él.
Los
personajes de Laurel y Hardy representan a dos tipos a menudo muy tontos,
eternamente optimistas, casi valientes en su perpetua inocencia. Su humor es
físico, pero su tendencia a sufrir todo tipo de accidentes queda compensada por
su gran amistad, sus tiernas personalidades y su devoción el uno por el otro.
Son dos niños adultos; un gordo y un flaco, cuya inocente forma de ver la vida
los sitúa siempre a merced de "furiosos propietarios, pomposos ciudadanos,
policías airados, mujeres dominantes o bailarines desenfrenados.
Tomada de: http://doblaje.wikia.com/wiki/Archivo:Laurel-and-hardy.jpg |
Laurel y
Hardy usaron su propio físico para ayudar a crear sus personajes, potenciando
sus poses, algo ridículas, pero siendo muy cuidadosos de no volverlas irreales.
Stan Laurel siempre aparecía con el pelo corto por los lados, pero algo más
largo encima de la cabeza, para conseguir su famoso efecto de pelo de asustado como consecuencia
de rascarse la cabeza o tirarse de los pelos en momentos de miedo o tensión.
Para conseguir sus andares de persona con pies planos, le quitó a sus zapatos,
normalmente del ejército, los talones. Cuando hablaba con Oliver Hardy, siempre le
miraba a la frente, y no a los ojos, para crear la impresión de que sus
pensamientos estaban muy lejos de allí en aquel momento.
La imagen
de Laurel y Hardy era la de dos tipos con sombrero bombino. La cuasi británica formalidad de esta prenda de
vestir está en plena consonancia con su habitual cortesía y cautela al hablar.
Por encima de todo son dos auténticos caballeros: el Sr. Laurel y el Sr. Hardy.
En la
vida real eran bastante diferentes a lo que uno ve en la pantalla. Laurel era
ambicioso y dinámico, el líder natural de la pareja, mientras que Oliver era
algo más tolerante que su personaje. A pesar de que Roach contrató a escritores
y directores como H. M. Walker, Leo McCarey, Fran Kapra o james parrotto, entre
muchos más, la mayoría de los guiones eran retocados, total o parcialmente, por
el propio Stan Laurel. Reescribía secuencias enteras, escogía actores, y
supervisaba meticulosamente todas las fases de la película hasta el punto de
que prácticamente asumía todos los roles de una producción. Hardy, en cierta
medida, también contribuía, pero se sentía más cómodo siguiendo el liderazgo
natural de su compañero, para dedicar sus descansos a jugar golf, su deporte
preferido.
Por
iniciativa de Roach, su habitual Director, empezaron a doblar sus películas a
otros idiomas; con sus propias voces y con la ayuda de profesores de dicción.
Era un proceso largo y costoso ya que había que repetir todas las escenas en
las que ellos participaban en los diferentes idiomas y el resto de escenas se
completaban con actores foráneos de los diversos países. Pero ello reportó grandes
beneficios. Se adaptaron al alemán, al francés, al italiano y obvio, al
español. Hardy tenía mucha más facilidad para hablar lenguas foráneas que
Laurel, con su cerrado acento inglés.
En “Bailarines desenfrenados”, la cinta que vimos en los talleres de apreciación cinematográfica
del Instituto de Cultura en la Sala Alterna del Santiago Londoño, volvimos a disfrutar de una infinidad de situaciones locas, que inspiraron a otros genios para crear
más risa, más locuras, más disparates. La sala se llenó de magia y de risas y de nostalgia.
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