sábado, julio 26, 2014

Fred Astaire



Por: Germán A. Ossa E., Geross.
Para finalizar el ciclo dedicado al amor en los talleres de apreciación cinematográfica del Instituto de Cultura de Pereira, en el Teatro de Cámara del Santiago Londoño, hemos querido presentar una película que siendo musical, es un ejemplo preciso del género que, a lo largo de la historia, le ha dado la fuerza al cine para que perdure como espectáculo de masas.

La cinta que mezcla amor, música, nostalgia y alegría, no trasciende por el dinamismo que la sostiene cuando las luces se apagan y ella se proyecta en la pantalla, donde irrumpen los acordes más ensoñadores que salen de las teclas de los pianos y de los poros de las trompetas que los jóvenes estudiantes ponen en juego y acaparan la atención del espectador, sino por la historia de amor que se construirá con el paso de los minutos, con el transcurrir de los diálogos, con las miradas pícaras de todos y con los pocos besos que unas parejas se regalan…


La cinta cuenta a grandes rasgos, la historia del joven Danny (Fred Astaire) y la encantadora Hank (Burgess Meredith), quienes como estudiantes de trompeta, que habiendo estado tocando juntos durante siete años en la banda de la Universidad,  compiten en el trabajo y en el amor para conseguir los favores de su manager, la bella Ellen Miller (Paulette Godard).


La cinta en blanco y negro fechada en 1940, tiene en su reparto a uno de los  más grandes intérpretes de la puesta en escena dancística que ha dado el cine, al genio Fred Astaire, el hombre que dejó en el Séptimo Arte y en la memoria de los espectadores furibundos de todos los tiempos, y sobretodo del de los años de oro de Hollywood, los pasos, las tretas, las maromas y los movimientos más sofisticados jamás realizados por segunda vez por otros también sobresalientes bailarines que uno pudiera mencionar como para desplazarlo. 

Fred Astaire, quien naciera en Omaha, Nebraska, el 10 de mayo de 1899 y muriera en Los Ángeles, California, el 22 de junio de 1987, fue un actor, cantante, coreógrafo y bailarín de teatro y cine estadounidense, cuya carrera teatral y posterior carrera en el cine, abarcó un total de 76 años, durante los que rodó 31 películas musicales. Está particularmente emparentado con Ginger Rogers, con quien hizo diez películas que revolucionaron el género.

Balanchine y Rodolfo Nureyev le consideraron en su momento cumbre como el mejor bailarín del siglo XX, y está generalmente reconocido como uno de los bailarines más influyentes en la historia de los musicales del cine y la televisión. Fue nombrado la quinta "Mejor estrella masculina de todos los tiempos",  por el American Film Institute.  

El miércoles que viene será un buen momento para disfrutar de una película muy especial, romántica y refrescante. Lo necesita el corazón para reavivarse y sacudirse del afán materialista que es tan propio de esta apurada realidad que lo agobia.

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