Por: Germán A. Ossa E., Geross.
El próximo miércoles, a las seis y treinta de la tarde, en
una nueva sesión de los Talleres de Apreciación Cinematográfica que se llevan a
cabo en el Teatrino del Santiago Londoño, tendremos oportunidad de ver dos
extraordinarias películas: El pasajero
negro (alemana) y Malegría
(cubana).
El autor del cortometraje alemán es Pepe Danquart, escritor y director de cine, profesor en
Berlín de la Academia Alemana de Cine desde 2008 y de la Facultad de Bellas
Artes de Hamburgo. Casi toda su filmografía la componen cortometrajes y
documentales que reflejan la sociedad alemana contemporánea.
El pasajero negro es uno de sus trabajos más
relevantes, por el que obtuvo en 1994 el Oscar al mejor cortometraje de
ficción. El trabajo trata desde un sentido del humor ciertamente negro, valga
la expresión, prejuicios que desafortunadamente persisten en nuestra sociedad,
en concreto los que alimentan el racismo y la xenofobia. Lo hace, además, desde
dos vertientes: por un lado la activa, la postura abiertamente ofensiva hacia
otras razas y culturas; y por otro, la pasiva, la de la tolerancia frente a la
injusticia cotidiana.
La película se rodó en 1993, y puede ser interpretada como
reacción a los acontecimientos que tuvieron lugar en Alemania un año antes del
rodaje. El Bundestang acababa de aprobar una ley que permitía la rápida
deportación de extranjeros y abría el camino para dificultar cada vez más las
solicitudes de asilo en el país. La citada ley fue rechazada en numerosos
círculos progresistas por entenderla condescendiente frente a la escalada de
atentados racistas que por aquella época se venían produciendo. En 1992 la
Bundeskriminalamt (Policía criminal) registró en sus archivos 435 atentados
incendiarios, algunos con víctimas, en diferentes ataques contra intereses de
extranjeros perpetrados por organizaciones y asociaciones de la extrema derecha
alemana.
El pasajero negro es un film sencillo, rodado con
poco presupuesto y sin efectos especiales, del que merece la pena destacar,
además de su mensaje, el apartado técnico, ya que casi todas las
sensaciones que transmite se apoyan en la utilización de la luz, el manejo de
tonalidades y el trabajo de cámara. El uso exclusivo del blanco y negro ayuda a
que el espectador se concentre en el mensaje contra la discriminación, ya que
tiene el efecto de atenuar las diferencias físicas entre los personajes.
Danquart se sirve también de la luz para enfatizar el estado de ánimo que
prevalece en cada escena, ayudándose de un tono más oscuro cuando recrea
ambientes y discursos más tensos.
Y Malegría, un
ensayo cinematográfico que hacen los cubanos aprovechando la visita del
cantautor español Manu Chau, quien describe las sociedades en una entrevista amena, cruda, sagaz y locuaz.
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