lunes, mayo 02, 2016

El coro.

Por: Germán A. Ossa E., Geross.

Realizada en el año 2014 y estrenada en el 2015, esta película de los Estados Unidos, bajo la batuta de François Girard, con la actuación de Dustin Hoffman, Garrett Wareing, Kathy Bates y      Josh Lucas, no llega a nuestra cartelera comercial, porque es mucha la basura que se le ha adelantado y la ha desplazado. Los distribuidores de cine no creen que en estos países repletos de violencia y odio, existan miles y millones de habitantes que amemos la buena música.

La cinta cuenta la historia de un niño llamado Stet, un chico problemático que es enviado a una prestigiosa escuela de la Costa Este, por sus profesores, convencidos de que tiene una voz prodigiosa. El joven estudiante tendrá que abrirse paso en el Coro, uno de los mejores del mundo, para lo que tendrá que lidiar con el estricto director Carvelle, interpretado con sobriedad por el grande Dustin Hoffman, un severo profesor y director de uno de los más prestigiosos coros del mundo. ‘El Coro’ es un drama de superación personal.

Fotografía tomada de www.factoriadelcine.com
A veces la cinta se torna complaciente con todo tipo de público, para lo que recurre al drama de superación como aliciente para el espectador; convirtiendo la trama en previsible desde los primeros compases del relato para finiquitar su partitura cinematográfica con un edulcorado desenlace, pero tiene momentos especiales que ponen a tragar saliva lentamente a nuestras gargantas por culpa del temperamento y la actuación de ese niño que llena estruendosamente la pantalla con su presencia, mirada, gestos y voz.

El guion de Ben Ripley desarrolla correctamente la historia. La construcción de la relación entre el joven Stet y el director Carvelle es perfecta, convirtiendo al niño en la pieza más interesante del film, ya que como protagonista, no termina siendo explotado de manera correcta en lo que a sus emociones se refiere.

El director François Girard (el mismo de “El violín rojo”) desarrolla una realización demasiado académica, pero que no se presenta en nada aburrida. Tiene problemas en el manejo de la luz, que no impacta en ningún aspecto, ni siquiera en la iglesia, donde su arquitectura pedía a gritos una dirección de fotografía a la que se le pudo sacar mucho partido. Pero es en definitiva, una cinta que se deja ver con añoranza, con emoción, con esperanza, y que a la final, sin ser una obra maestra, alimenta nuestro espíritu de esa paz que tanto necesitamos en nuestros tiempos trepidantes.

Qué bueno que los que manejan las salas de cine en nuestros países sacaran de las carteleras tantas cosas terribles de terror y pusieran de vez en cuando (no van a entrar en bancarrota por ello), una cinta de estas.


 Me extraña su amor por la sangre.

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