Esta película argentina, tenaz, dura e inteligente, tiene el
valor de contar aquella historia que dejó profunda huella en la memoria
colectiva no solo de los habitantes de este país sureño que vivió en carne
propia una cruda dictadura en una época reciente, sino de los latinoamericanos
todos, que fuimos y seremos solidarios con ellos. Su soporte conceptual se basa
en la vida experimentada por los jóvenes de entonces que no pensaban en un
mundial de fútbol, sino en los verdugos que les secuestrabas, les torturabas y
asesinabas de la forma más cobarde y horrible que se pueda imaginar. Los
culpables siguen impunes y esta película servirá al menos para que nadie olvide
el horror.

Son muchos los detalles de genialidad que se desprenden de "Garage
Olimpo", haciendo que este film sea tan eficaz como denuncia, como lo es
como intriga. Utilizando las herramientas del ingenio (los “flash-backs” o
vuelta atrás, las “elipsis” o sugerencias tácitas, etc.), más que las que
proporciona el ajustado presupuesto y filmando imágenes que oscilan entre el
verismo (los paseos urbanos del protagonista) y el simbolismo (los planos
aéreos que invocan tanto el final del film como la visión aséptica que desde
las alturas y la distancia se tiene de la tragedia), Bechis el realizador y su
equipo, han conseguido una magistral película.
Afortunadamente el cine no es sólo entretenimiento. A veces
funciona como una lanza luminosa, su metraje es un látigo fustigando la
injusticia donde fotogramas (cada una de las imágenes) llenos de verdad y dolor,
restriegan los ojos del espectador. Nadie
debería quedar impasible tras la visión de "Garage Olimpo". No se
puede uno encontrar de frente con la atrocidad y dejarla pasar de lado. Si
ellos lucharon, nosotros tenemos que testimoniar su lucha. Ver esta película
nos recuerda lo brutal que puede llegar a ser el hombre. Ver esta película nos
ayuda a no olvidar.
Esta cinta es una prueba del valor que tiene el cine para
impedir que la historia se pierda del mapa. Es una película que deja huella,
tan profunda, que es imposible de borrar, así uno se antoje de cambiar la hoja,
deleitando los ojos con otras películas invadidas de comedia o de romances de
mil colores.
El miércoles próximo, la veremos los amantes del cine que lo
estudiamos, lo queremos y lo respetamos, allá en la sala alterna del “Santiago
Londoño”, en Pereira.
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