Por: Germán A. Ossa E.
Este miércoles venidero, a las
seis y treinta de la noche, en la sala alterna del teatro Santiago Londoño de
Pereira, empezaremos los talleres de apreciación cinematográfica del Instituto
de Cultura de Pereira. Una pequeña muestra de cine iberolatinoamericano de
todos los tiempos será el pretexto audiovisual que tendremos para ver, durante
estas primeras cuatro sesiones, la manera tan amplia, generosa, pícara,
inteligente, poética y política, como nuestros cineastas han abordado la realidad con imágenes realmente conmovedoras,
estremecedoras y puras.
La primera de la serie, «Mi tío Jacinto», de
Ladislao Vajda (El Cebo y la mundialmente famosa Marcelino
Pan y Vino), cuenta esta historia: Jacinto (Antonio Vico) es un maduro
novillero retirado e inmerso en la indigencia junto a su sobrino huérfano
(Pablito Calvo). La ilusión de Jacinto siempre fue convertirse en un torero
laureado. Este ensueño podría convertirse en realidad tras recibir una carta en
la que se le comunica que ha sido contratado para torear en una comedia taurina
de segunda categoría. En un principio y por dignidad se niega a acudir, pero
posteriormente y debido a la escasez de medios, acordará su participación.
Obra maestra del cine español, magnífica
en la exposición sin ambages de la cruda realidad española desde una postura
tierna y agridulce, con rasgos picarescos y neorrealistas.
La cinta fue galardonada en el
Festival de Cine de Berlín, y fue también la mejor película en la que ha
aparecido el niño prodigio Pablito Calvo y una de las mejores de ese notorio
director que es Ladislao Vajda.
Las desventuras que sufren el niño y
su tío para conseguir el dinero del alquiler del traje de luces sirven a Vajda
para reflejar la miseria de la España de la época, una penuria que provocaba el
afloramiento de estafadores y timadores, quienes agudizando el ingenio intentaban
con sacarse unas pesetas para procurar subsistir en un contexto marcado por la
picaresca, la necesidad y la carencia.
La película, con influencia
neorrealista (la búsqueda del medio de trabajo por parte de la pareja puede
traer a la memoria a la bella cinta «Ladrón de bicicletas», está expuesta con
un tono lírico y melancólico y narrada con sensibilidad en el encadenado de
situaciones pícaras y aspectos costumbristas de personajes y ambientes del
Madrid de los años 50.
Antonio Vico y Pablito Calvo están
soberbios y los personajes secundarios, entre los que se encuentra un joven
Gila, son orquestados de forma admirable por la sabia batuta del
realizador Vajda.
Todos están invitados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario